viernes, 29 de diciembre de 2017

ATÓPICA, de Álvaro Giménez García

El poemario ATÓPICA, del poeta alicantino Álvaro Giménez García, se alzó con el premio del XXXII Certamen Poético "Ángel Martínez Baigorri" en su edición del año 2015. Editado por el ayuntamiento de Lodosa al año siguiente, tuvo como miembros del jurado a Consuelo Allué, Marina Aoiz, Alfonso Pascal Ros y José Ortega. Quizá no fuera preciso mencionar al jurado (que creo que sí) pero en esta ocasión quisiera mencionarlo que conozco personalmente a Marina y a Alfonso, y conozco su valía como personas y como poetas. Y, más aún, su rigor crítico a la hora de evaluar tanto la poesía ajena como la propia.



Entrando a valorar los aspectos más importantes e interesantes de Atópica, habría que empezar por el subtítulo del mismo: (Versos atópicos para tema y personajes atópicos). Estamos pues, con  título y subtítulo, ante una apuesta muy clara de intenciones. Esto es, abordar temas tópicos de la cotidianidad y la literatura, desde la fina ironía, desde una mirada humorística y desde una postura crítica y escéptica ante situaciones que rozan, en ocasiones, el territorio del absurdo.
Poesía escrita con un lenguaje actual, fresco y dinámico; sin más pretensiones (que tampoco se pretenden) que la de abordar y replantear tópicos de una manera, como el autor nos propone, de manera atópica.

El libro está dividido en tres partes y un epílogo: Atopoi, Ab hominum rebus y Ab poetarum rebus.
En la primera se tratan temas más diversos o dispares, mientras que la segunda parte incide en temas relacionados con el hombre y la masculinidad (A destacar el poema "Es cosa de hombres..." como ejemplo de los personajes típicos y tópicos); y sobre los poetas y la poesía en la tercera de las partes.

La cita inicial del libro, de Julia Otxoa"El secreto de la poesía / pertenece más al náufrago que al navegante", ya nos propone o nos anticipa la intención del poeta. Esto es, la poesía no es gobernable y sólo tienen acceso a ella los que más la necesitan. Luego, que nadie se jacte de dominarla, pues caerán en el tópico de esos poetas que hablan sin decir nada y de los que debemos alejarnos sin miedo
"porque,
aunque ellos no heredarán la tierra,
ni ganarán el cielo,
a ti,
si los escuchas,
sí te condenarán al infierno." 

                                (Álvaro Giménez García)


Amén de los poetas que aniquilan la poesía y debemos evitar a toda costa, Álvaro Giménez también aborda temas como el de la vanidad y la fama, los clichés del cine, la vida retirada en insulsos anonimatos, las amas de casa que viven más tiempo fuera de casa que en ella, los economistas como gurús de este inicio de siglo, las relaciones entre hombres y mujeres...
A destacar, entre los temas, los relacionados con la poesía, con los poetas, con los hombres y, naturalmente, con las mujeres. Si en el poema aludido, "Esos poetas que hablan...", se crítica irónicamente a esos poetas que se creen dueños de las palabras y del lenguaje hasta agotarlo, en el poema "Vanitas vanitatum" ahonda en esa vanidad que poseemos la inmensa mayoría de los poetas de ser reconocidos y premiados, primando en ocasiones más el deseo de ser premiado que el propio premio de escribir poesía. O, como en "Revisión del "Locus amoenus" de la playa de mi memoria", el exceso que sufrimos los poetas por idealizar la infancia hasta límites extremos:
"Son muchos los poetas
que se llenan la boca y manchan los folios
con el eterno retorno a una infancia dorada."

En cuanto al mundo de las mujeres, y a su conocimiento sobre el pensamiento masculino, el poema "Diagnóstico preciso del alma masculina" es un espléndido poema y un manual antológico de la típica clasificación del arquetipo masculino y de la manera que tienen las mujeres de conocernos, ubicarnos y manejar la situación. Y en el poema "Las mujeres y las letras" el poeta reconoce, como lo hacemos la gran mayoría que, pese a nuestra constante difusión de nuestro amor por las letras, las mujeres lograrán siempre estar por encima de esa pasión. 
"En ello, pongo todo mi empeño,
a sabiendas de que
si bien las letras me acompañarán siempre,
no habrá ni una sola que pueda reemplazar
el luminoso y homérico roce de una piel
que cualquier mujer haya podido regalarme nunca."

En el prólogo del libro Luisa Pastor habla sobre el escepticismo en la mirada del poeta de hoy (en palabras de la poeta polaca Wislava Szymborska) y enlaza la poesía de ambos porque "les une la ironía, el humor, la sorpresa ante un mundo complejo del que los poetas como ellos dan cuenta con asombrosa sencillez y desparpajo. Sus poéticas revelan, asimismo, la reivindicación de las cosas nimias y de la sonrisa." Coincido plenamente con estas palabras y esta opinión sobre la poesía de Álvaro Giménez García. Aunque, entre ironía y sonrisa, en ocasiones se revelan verdades y miserias que se enmascaran o se eluden. Como ocurre en Atópica.

domingo, 17 de diciembre de 2017

LA SEMILLA DEL ÓXIDO, presentación en Orihuela

El pasado sábado 18 de noviembre, en el Auditorio de la Lonja de Orihuela, tuvo lugar la entrega del premio de poesía "Miguel Hernández-Comunidad Valenciana 2017" a mi libro "La semilla del óxido", publicado por la editorial Devenir de Madrid.
 

                                                    

    (portada del libro "La semilla del óxido")


El acto, organizado con excelente maestría por el grupo Artístico Auralaria, fue presentado por Ángeles Vidal Guevara.
Se inició con una apertura musical a cargo de Luisa Pastor (voz) y José Jimeno (guitarra) que interpretaron una excelente versión del tema "Boca".


                          (Luisa Pastor en plena interpretación)

Acto después el Director de la Fundación Miguel Hernández, Aitor Larrabide, me hizo entrega de la estatuilla conmemorativa, con un hermoso busto del poeta oriolano e universal.


                     (Aitor Larrabide y José Luis García Herrera)

A continuación leí una breve selección de poemas de "La semilla del óxido", escogiendo un poema de cada una de las seis partes en la que está compuesto el libro. De los poemas elegidos, "Puertas cerradas" fue uno de los poemas más celebrados por el público asistente.

PUERTAS CERRADAS

He cerrado la puerta,
en la soledad de cuatro paredes
no hay secretos, ...
      J. M. Soriano Degracia
Desde la trampilla del olvido alcanzo la senda
que conduce hasta la puerta maciza del destierro.
Llego hasta la puerta. Justo hasta la puerta.
Tengo miedo de abrirla y traspasar su umbral;
miedo de enfrentarme a mis miedos, a mis dudas, al frío...
Conozco demasiado bien mi ciudad, mi calle, mi sombra,
mi silencio, la pesada cruz de mi silencio...
Escribo palabras que hurgan en mi mesa, en mis cajones,
en mis páginas de lluvia, en mis días de lluvia...
Mi mano se posa sobre el pomo y aprieta con firmeza,
pero no lo giro hacia abajo ni empujo hacia fuera.
Un gramo de valentía o una libra de descaro
podrían cambiar la visión de mi historia y su rutina,
podrían enseñarme otro modo de ver las cosas.
Pero temo no saber adecuarme a los cambios. Temo
dejar en ese trance la esencia de lo que soy,
la cruda ausencia de lo que fui.
Conozco mis limitaciones, mis heridas, mis derrotas...
Mi vida es una película de sesión continua,
un lugar anónimo donde nada ocurre,
una voz que envejece en segundo plano,
un hombre que no aparece en escena,
una huella sólida
escrita con palabras de invierno
tras las puertas cerradas.

Después de mi lectura poética el poeta Álvaro Giménez, parte integrante de Auralaria, me hizo una entrevista sobre el escenario donde fuimos desgranando claves del libro y de mi personalidad poética (una arista más de mi personalidad global como ser humano). Fue una entrevista cálida, una charla distendida entre dos amigos que hablan sobre la vida, la poesía y sus conjuntos.

 
(Álvaro Giménez y José Luis García Herrera)

Cerraron el acto Luisa Pastor y José Jimeno con una excelente interpretación de una pieza titulada "Luna" donde declamación y canto se fusionan para exaltar el don de las palabras.


                              (Luisa Pastor y José Jimeno)

Aquí os dejo un breve resumen del acto, realizado por Televisión Vega Baja, que recoge los momentos más importantes y destacables del acto.

jueves, 14 de diciembre de 2017

PERPLEJIDADES Y CERTEZAS, de José Luis Zerón Huguet

En este nuevo libro de José Luis Zerón Huguet, Perplejidades y certezas (Ars Poética, 2017), el poeta oriolano vuelve a sorprendernos con una obra de gran madurez y versatilidad. Fiel a una concepción poética ajena a cualquier tipo de moda o corriente artística, Zerón Huguet establece una visión de la poesía, de la vida, de la naturaleza... con el sello personal con el que ha ido labrando una sólida obre literaria. Este libro, pues, viene a consolidar esa filosofía de entender el hombre como engranaje del paisaje telúrico que le rodea; esa fusión entre mirar, compartir y proteger; ese pasar por la vida añadiendo luz y vida, respetando los ciclos del ser, estar, amar, recordar y desaparecer.


                                                            (José Luis Zerón Huguet)

Los poemas, escritos en una prosa poética que destila más poesía que prosa y que se leen con aliento y alma poética, abarcan, principalmente, tres grandes líneas. Una de ellas, sería la referente a la creación poética, a ese camino doloroso del poeta que ahonda en su interior para plasmar unas emociones, unas ideas, unas emociones... que precisan marcar una manera de ser y de expresarse, una manera de entender la vida y su contexto, un modo de ubicarse en la rueda del mundo.
 
La segunda sería la celebración de la vida, con todo lo hermoso y lo devastador que supone vivir y sumar años y vida sin sucumbir en los duros momentos que se habrán de enfrentar y superar. En este sentido, son especialmente bellos los poemas dedicados a sus hijos Salutación y Vínculo. En Salutación el poeta le dice a su hijo: "Cuanto más ames mayor será tu sufrimiento, per no temas: la angustia también tiene sus esplendores". En Vínculo, Zerón Huguet aconseja a su hija que no se acostumbre a la rutina, que no sea una persona conformista: "No huyas de la pasión, no hay que temer las selvas vírgenes; aléjate, en cambio, de los territorios fijos".
 
La tercera gran línea sería la admiración y la revelación ante la grandeza de la naturaleza. Amante de la tierra oriolana, Zerón no sólo la canta en sus poemas, si no que la vive con apasionamiento, perdiéndose por sus caminos y gozando de todos sus dones. En ese sentido, un gran número de los poemas de este libro, son parte de ese recorrido. La del alba, Espejismos de la mañana I y II, Espesuras... dan una idea precisa de esta poética donde hombre y naturaleza convergen hacia el interior de los bosques, hacia la búsqueda del sentido de vivir. Hermosos son los versos "Son muchas las moradas que habitamos y ninguna nos cobija" del poema Fuente sellada, o "A ninguna orilla pertenecen los que nunca colman sus deseos" del poema Centinelas.
 
Sobre estos tres ejes va componiéndose el entramado del libro Perplejidades y certezas. La vida como camino, como culminación de un proceso interior de asimilación de todas las adversidades (la sequía, el fuego, la muerte...); la vida como paso del útero a la nada moviéndonos dentro de la muralla de la muerte, alrededor de la vida misma y sus contradicciones ("Evitas la audacia de una huida imposible: la fuga en el barro es un regreso precipitado", del poema La muralla). En este paso por los paisajes del mundo el poeta desea y debe dar testimonio de su paso y de sus circunstancias pese a que "Todas las distancias se reducen a un instante regresando del légamo", como nos dice al final del poema Testimonio. El libro termina con dos poemas Secuencias de una caminata del orto hasta el ocaso y Apuntes para una poética donde José Luis Zerón Huguet, con breves fragmentos, con aforismos, aborda una declaración de principios de sus intenciones a la hora de escribir poesía, a la hora de mirar lo que le rodea (como le enseñó su padre): "La retina es la matriz del hallazgo". También esa búsqueda del poeta por aquello que no es visible, que requiere la necesidad de ahondar en lo imposible: "El poeta sigue huellas invisibles en el desierto".
 
La lectura de Perplejidades y certezas es una singladura por los terrenos espinosos de la vida, un ejercicio de comprensión y de aceptación, la búsqueda de uno mismo entendiendo que la esperanza "es un engañosa amanecida" y que la oscuridad habrá de cerrarnos el camino, como esa muralla que no podremos superar. Y, pese a ello, naturaleza, vida y poesía son motivo de celebración.