martes, 7 de febrero de 2012

AUNQUE ES DE NOCHE, de Vicente Sabido

Tendría que remontarme a la noche de los tiempos, a mi lejana memoria de juventud, para rememorar el instante en que, en la modestísima biblioteca de Sant Andreu de la Barca, allá por el año 1984, llegaba a mis manos una antología de poesía joven española titulada "Florigelium". Fue un descubrimiento deslumbrante y que me permitió conocer la poesía última que se publicaba en España por autores nacidos, en su gran mayoría, en la década de los 50. Con el tiempo he tenido la oportunidad de conocer a algunos poetas de la antología como José Lupiáñez, Miguel Mas, Antonio Enrique y, más recientemente, Vicente Sabido. Vicente tuvo la gentileza, hace unos meses, de enviarme un libro excepcional y de los más renombrados en la década de los 90, Aunque es de noche.
El título y la cita que abre el libro rinden homenaje al insigne poeta San Juan de la Cruz, figura primoridal para entender la poesía existencial, las ideas de un hombre adelantado a la sensibilidad de una época de grandes claroscuros y contradicciones.
Como he dicho, el libro de Vicente fue un libro capital en la época de su publicación y sobre él se escribieron críticas y reseñas por firmas de grandes estudiosos. Por tanto, intentar analizar las claves, por mi parte, me parece un tanto presuntuoso. Pero esto no resta, claro está, que pueda plasmar aquellos hallazgos y virtudes que he encontrado en la lectura atenta y reposada que he ido realizando en estos últimos días. Aunque es de noche es un libro que mira hacia el pasado con emoción, con añoranza y, en algún punto, con cierta rabia. Pero una rabia que no va destinada a situaciones vividas en la infancia, y sí a la situación social de una España gris que le toca vivir. Así pues, hay poemas dedicados a la tierna infancia, poemas a la juventud que le obliga a tener que alejarse de su tierra para realizar los estudios, poemas de amor y de ausencia (algunos deliciosos) y poemas, los últimos del libro, hacia esa España oscura que hacía aún más dura la vida en las zonas menos favorecidas.
Es un libro de una intensidad lírica de un enorme calado. Vicente domina el ritmo poético con una gran maestría. Sus palabras colorean el paisaje y le dan vida y luz a los sentimientos. Es cierto modo, leer sus poemas es introducirse en un viaje. Un viaje interior y un viaje hacia esas experiencias que, en cierto modo, y con matices de color muy parecidos, hemos vivido los que, aunque sea un poco más lejano, estamos cerca de esa generación.
Os dejo un poema que, a mí, me parece bellísimo y de una gran altura poética.

LA NOCHE OSCURECIÓ LABIOS Y ROSAS

La noche oscureció labios y rosas.
La noche acarició labios y rosas.
La noche vino fiel a nuestra cita.

Sonaba tu sonrisa en la negrura.
Sonaba tu sonrisa sobre el llanto
del viento y las cascadas en lo oscuro.

Un órgano barroco, un clavicémbalo
tremaba en mi interior y respondían
las fibras de tu sangre a mis adagios.

Las uvas del otoño, los jarales,
el cielo acharolado, la hojarasca
del parto vegetal eran el ámbito

mullido del amor. Y puse un beso
en la fresa partida de tu boca
que dulce se rindió. Pensé: supieras

quién es el que te abrazay te susurra
requiebros encendidos. Si pudieras
llegar a tocar fondo en el misterio

del triste vagabundo que acaricias
que está muriendo a chorros y no puede
morirse de una vez porque tú existes.

Sentí tu corazón dentro del mío
latir a mi compás. Y juré al cielo
luchar hasta morir por merecerte.

Vicente Sabido 

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