miércoles, 1 de febrero de 2012

PRESENTACIÓN DE "TARDES DEL LABERINTO" EN EL HORIGINAL



El pasado jueves 26, en el Horiginal, se presentó la antologia "Tardes del Laberinto" que recoge poemas y textos de una gran mayoría de los poetas que participan, de manera más o menos asidua, en las tertulias que el grupo "Laberinto de Ariadna" organiza en la "Sala dels Escriptors" del Ateneu Barcelonès. El Horiginal es algo mucho más que un bar. Es un lugar que convoca e inspira cultura. En una sala preparada para actos minoritarios (y no tan minoritarios), decorada con gusto, con una estanterías repletas de libros, un pequeño escenario y una generosa cantidad de mesas y sillas, se llevó a cabo la presentación de un libro editado con exquisito cariño por parte de Amalia Sanchís, directora de Parnass ediciones. El acto, la presentación del mismo, corría a cargo de Alfonso Levy y Eva Hibernia. A Eva no la conocía, pero supo transmitir una simpatía contagiosa y una espontaneidad propia de la buena actriz que es. Con Alfonso volvía a reencontrarme muchos años después. De Alfonso Levy poco puedo añadir. Quien le conoce sabe de su extrema generosidad y su impronta poética. Lleva la poesía puesta y todo se convierte en poesía cuando habla. Recordó, al presentarme, nuestro encuentro en el Ateneu, en un acto de Poesia en Acció. Rememoró la charla de dos tímidos que, durante el descanso del acto, compartieron vivencias poéticas mientras degustaban un vaso de chocolate requemado y unos melindros algo duros. Y recordaba un verso del poema que leí en aquella ocasión. Prodigiosa memoria la de Alfonso. El acto, como no podía ser de otra manera, destiló poesía, destiló amistad y destiló "buen rollo". De todas las menciones que se hicieron durante la presentación quisiera destacar la del poeta y pintor Felipe Sérvulo. Felipe es el gran culpable (en el buen sentido) de que "El laberinto de Ariadna" sea un punto de encuentro donde todo el mundo que ama la palabra, la literatura, la poesía, se sienta como en su casa, rodeado de buenos amigos, de grandes amigos. Y todo ello, desde la humildad más sincera y más sana. Toda esa grandeza desde el simple gesto de un estrechón de manos y una sonrisa.

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