jueves, 10 de junio de 2010

DOS POEMAS DE ROSA LENTINI

En el camino de la noche, entre papeles, poemas y luces de flexo, voy hojeando libros al azar, rememorando escenas de ayeres más lejanos o próximos, leyendo versos cazados de manera improvisada, sin más intención que atrapar esos versos unidos a un jirón de niebla colgado de una de las ramas del árbol de la memoria.
En el camino de la noche me entrecruzo con un libro bellamente editado y cuyo título es La noche es una voz soñada, escrito por la poeta Rosa Lentini y publicado en la editorial Pamiela.
Rosa Lentini es directora de la colección Igitur de poesía y, con anterioridad fue directora de la revista de crítica y creación poética Hora de Poesía, revista que fundara su padre, Javier Lentini.
Un libro hermoso, un libro escrito con la precisión de quien escoja las palabras acertadas, plasmando lo justo y necesario, huyendo de versos que sobran o palabras que se precipitan sobre el hueco de la nada. Con versos breves, con poemas en prosa, Rosa va tejiendo esa red de confidencias que establecen dos cuerpos y dos voces en el camino de la noche. Es amor en un sentido amplio, que abarca más allá de las cuatro paredes donde la intimidad gesta su límite de sombras; un amor que se funde con la naturaleza, con su entorno, con el lugar donde la noche alienta el roce de alientos rasos, genuinos, reencontrados...
En ese cruce de versos y palabras, bajo la luz del flexo, frente al ventilador, voy leyendo los poemas de este libro, voy desgranando sus frutos, voy caminando con ellos hasta herirme los ojos con el perfil de la madrugada...
.
La luna tiembla en un mar en calma
mientras mi mano busca atrapar pequeños peces
que se me escapan por entre los dedos;
alguno roza aturdido las yemas
y el contacto es directo, definitivo.
En el fondo se esculpen perfiles de arena
que miran cegados poe la sal del agua hacia lo alto:
caminas entre ellos, pisando sus cabellos,
haciéndote presencia invisible,
diluyéndote en las burbujas de sus bocas inundadas.

Te nombro desde la página
donde tu rostro ciego parpadea,
te nombro en los gestos simulados del sueño.
Empiezo tu retrato y mi mano guía el trazo,
mide tus pupilas,
ilumina el contorno de tu iris.
Pedías: "bórrame los ojos, redibújalos".

Rosa Lentini

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