jueves, 29 de abril de 2010

INCIPIT, poema de SANTIAGO LÓPEZ NAVIA


Durante las dos presentaciones de la antología Xarnegos-Charnegos, tanto en Viladecans como en Castelldefels, hubo un nombre de poeta que sonó con bastante frecuencia. Me estoy refiriendo al poeta madrileño Santiago López Navia. Si es cierto que Joan Margarit ha sido el poeta más mencionado durante los actos, no es menos cierto que en las tertulias posteriores su nombre cobró grata presencia. El poeta Antonio García Lorente lo menciona en sus presentaciones y, en la antología, le dedica un emotivo poema titulado El abrazo de la traducción. Pero también, en conversaciones con Basilio Rodríguez Cañada, director de Sial ediciones, Noemí Trujillo y otros poetas, su presencia fue adquiriendo notoriedad. Supe por ellos del gran conocimiento que Santiago posee de la literatura escrita en catalán y, en especial, de los clásicos. Conocimientos que, a muchos de los que creemos saber algo de Historia de la Literatura Catalana, nos supera. Santiago López Navia ha publicado varios libros de poesía: Tremendo Arcángel, Sombras de la huella, El cielo de Delhi... y es un afamado investigador sobre Cervantes y la obra cervantina, sobre la cual también ha publicado varios libros. Sabía de Santiago por algunas noticias que he ido leyendo en revistas literarias, pero desconocía ese acercamiento tan profundo hacia la lengua catalana. Acercamiento que, desde esta tribuna, le agradezco. En recuerdo de esos momentos que, desde la distancia, ha compartido con nosotros en la presentación de la antología, os dejo aquí un poema de Santiago titulado Incipit y publicado en la plaquette nº X dels Papers de Versàlia.

INCIPIT
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Es tiempo de quemar todas tus naves
y hacerte al mar a nado.
Es tiempo de abrir vías en la roca
sin estribos ni mazo
y de escalar sin cuerda y sin arneses
los riscos afilados.
Es tiempo de remar a contra corriente
tan sólo con tus manos
mientras tu balsa se hunde entre la espuma
quebrándose en los rápidos.
Es tiempo de sembrar a dentelladas
y en los surcos del barro
(si lo permite el hielo y no hay sequía)
regar con las cuchillas de la escarcha
la flor del desarraigo.
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Santiago López Navia

domingo, 18 de abril de 2010

XARNEGOS/CHARNEGOS - ANTOLOGÍA POÉTICA

(Intervención de José Luis García Herrera durante la presentación)
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Ayer, día 17, en la Biblioteca de Viladecans, se llevó a cabo el primer acto de presentación de la antología Xarnegos/Charnegos que, bajo la coordinación de la poeta Noemí Trujillo, ha publicado la editorial Sial de Madrid, que dirige el poeta Basilio Rodríguez Cañada. Durante las intervenciones de la mesa, en la que Noemí y Basilio estuvieron muy bien acompañados por Antonio García Lorente, Julián Miranda (ambos poetas antologados pero muy próximos a la concepción de la antología) y la profesora Silvia Romero, se pusieron de manifiesto las intenciones con las que ha nacido esta antotología. En primer lugar, y en clara referencia a la palabra "charnego" que da título al libro, reflejar la manera de vivir, de ser y de sentir de unos catalanes (nacidos en Cataluña o no) que, por avatares del azar, sus padres, su cultura paterna, sus raíces, provienen de otros lugares. Y en segundo lugar, ofrecer una muestra poética de esas diferentes maneras de vivir, ser y sentir esa fusión de culturas a través de los poemas, de esa manera de tamizar las vivencias y las emociones a través de palabras íntimas y escritas en soledad.
Basilio y Noemí, los dos grandes impulsores de este proyecto, desgranaron las claves originales de la idea, mientras la profesora Silvia Romero, apuntaba las claves críticas de la antología, Julián Miranda exponía su propia experiencia de integración en Cataluña y Antonio García Lorente, responsable de las traducciones del libro, mostraba las claves poéticas y existenciales de cada uno de los poetas antologados.
Según leemos en el epílogo del libro, escrito por García Lorente: Manel Hernández Cabezo, simboliza a modo de espantapájaros a quienes ahuyentan a las palomas de la tolerancia, atenuándose en Julián Miranda y Enrique Carrillo, quienes mezclan el orgullo de su origen con el uso provocador de la palabra charnego... Gemma Rodríguez Rivas, Rosa Ramos i Frigola, Noemí Trujillo y Carolina Ibac i Verdaguer plantean una identidad charnega que va desde la tristeza de la primera, pasando por el refuerzo emocional de la segunda, continuando por la serena aceptación de la tercera, hasta la naturalidad con la que se despliega la última, quien se define a si misma charnega por naturaleza. Otros poetas nos sugieren su propia integración mediante la identificación con el entorno en el que viven, bien Barcelona o poblaciones cercanas. Tal es el caso de Micaela Serrano Quesada, José Luis García Herrera (quien aprovecha la presente para rendir homenaje a nuestro poeta bilingüe más reconocido: Joan Margarit), Marisa Morali y Alicia Aragón. Ellos nos hablan del mar, de bares y cafeterías, de calles y plazas... Felipe Merino nos aporta ese proceso admiración-comunión con el paisaje y Gerardo Guaza se entremezcla en sus vuelos líricos con el paisaje de su nacimiento y de residencia. Hacen también el mismo itinerario, pero desde una óptica más tradicional, José Luis Bravo Ayuso y Ana Otero. Manuel Olivas nos habla de la naturalidad de los diverso con una poesía alegórica. Antonio García Lorente interioriza las dos lenguas y culturas, mientras que Daniel Ferrer i Esteban nos plantea la esencia del charnego, que no deja de ser la de la misma vida.
En definitiva, 18 poetas, 18 maneras de ser y sentirse charnego, 18 maneras de vivir una tierra donde conviven muchas maneras de entender la vida y donde conviven dos lenguas, el catalán y el castellano, que aportan, por encima de todo, riqueza cultural, respeto y convivencia.
Ayer fue el pistoletazo de salida de la antología. Os iré informando puntualmente de todos los actos y novedades que surjan alrededor de Xarnegos/Charnegos.

viernes, 16 de abril de 2010

Esta mañana, caminando de un lado a otro por la ciudad de Barcelona, me he sentido como un nómada, como aquel que está en todos los lugares y siempre está en el mismo sitio. Y la palabra "Nómada" me ha llevado, en asociación de palabra y pensamiento, a un libro del poeta Juan de Dios García (Cartagena, 1975) que, con dicho título, el de Nómadas, obtuvo el XIII Certamen de Poesía María del Villar de Tafalla. Así que, cuando he llegado a casa, he ido directamente a la estantería y he cogido su libro y he leído algunos poemas del libro para revivir esa sensación de estar en todas partes y, a la vez, saber que estamos en el pequeño espacio que cubre nuestro cuerpo y el pedazo de sombra que nos acompaña cuando la luz encuentra el ángulo para reflejar nuestra silueta sobre ese suelo que nos abre la puerta del aire y de todos los caminos. Juan de Dios dirige la revista El Coloquio de los perros y ha escrito varias plaquettes y ha participado en varias antologías. El Coloquio de los perros es, a mi humilde entender, una de las revistas más interesantes y rabiosamente actual que se puede leer en estos momentos. En este libro, en Nómadas (donde el mundo teje de viajes el secreter de las palabras) el poeta nos habla de sus vivencias con un lenguaje directo, con ritmo y estructuras que podrían recordarnos la letra de una canción (no en vano las canciones de Van Morrison, Bob Dylan o David Bowie le han arrastrado hacia el mundo de la poesía) y trazan ese itinerario interior que despliega en cada poema como el viajero despliega el mapa antes y después de cada etapa del camino. Os dejo, pues, dos poemas de este libro interesante en forma y fondo, estos fragmentos del equipaje que todo nómada lleva en su trayecto y como parte del recuerdo.

ADIÓS AL SEÑOR KURTZ

El fuego al aire libre,
una tarde tranquila. Suenan guitarras dulces,
sin instrucciones, sólo deleitando.
No nos interesa el color del cielo,
tampoco sostener conversación.
Muy poco sitio para el odio aquí, en Sidi,
el fin de las colonias africanas.
Mantén viva esta ilusión de paraíso
todo el tiempo que puedas.
Dale la autoridad que se merece
al comportamiento inútil del péndulo.
No importa recordártelo de nuevo:
para vivir alegre, intuir la mentira
de las ideologías, moldear la realidad
con los sueños, hacer un barrido de estrellas.
No rechaces a Dios, hazlo literatura.

POSTAL DE ÉVORA

Aquí también el fruto romántico de la vid
y la sobria elegancia del olivo.
Durante el viaje
nos acompañaba
una profesora de lenguas mueertas.
Ella supo traducir
la leyenda que rezaba
en el dintel de la entrada
a la capilla: "Pasad,
nuestros huesos están
esperando a los vuestros".

Juan de Dios García

sábado, 10 de abril de 2010

UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS de JAVIER ASIÁIN

Conocí la poesía de Javier Asiáin a través de sus poemas publicados en la revista Río Arga de Pamplona. Después, con motivo de ser ganador del premio de poesía en castellano del premio "Ciutat de Sant Andreu de la Barca", tuve la oportunidad de conocerle en persona. Desde entonces he tenido la inmensa satisfacción de disfrutar de su poesía y de su amistad. He leído con absoluto entusiasmo sus libros Votos perpetuos (Premio de poesía "León Felipe"), del espléndido Simulador de vuelo (Celya, 2007), de Testamento de la espiga (2008) y Contraanálisis (2009). Javier Asiáin, como poeta, es poliédrico. Me explico: cada libro suyo ofrece una faceta nueva, diferente, de su poesía y su personalidad. Indaga en diferentes aspectos de la personalidad humana, en diferentes facetas que nos llevan del futuro al pasado, de la modernidad al mundo rural, de la búsqueda de nuevos horizontes a la reafirmación de la tierra propia. Cada libro es una apuesta diferente. Cada libro es una nueva aventura. Cada libro suyo es el descubrimiento de un nuevo rasgo de su poesía.
Ayer tuve la enorme suerte de recibir su último libro Unidad de Cuidados Intensivos. Es sin duda, desde el ámbito poético, una radiografía precisa de la sociedad actual, del modo de sentir y de vivir de la generación de hoy. Los títulos de los poemas están todos relacionados con terminología médica utilizada en esta zona tan sofisticada de los hospitales. Y sus poemas, como elementos quirúrgicos, diseccionan el cuerpo, el alma y la palabra, para expresarnos, con rotundidad, sin anestesia, la verdad de todo cuanto en la vida supone y acontece. En su mayoría son poemas breves, directos, como fogonazos de luz. Instantes, los vividos en esas horas de cuidados intensivos, donde el amor, como energía vital, acude a socorrernos. Instantes donde, inevitablemente, la muerte adquiere una presencia tangible. Y todo ello, naturalmente, visto desde una perspéctiva poética, desde un prisma donde la poesía busca curar las heridas al mismo tiempo que introduce un dedo en las llagas. Un libro con una estructura muy original, con una poesía moderna y actual, con una visión de la vida que siempre deja, abierta, una puerta a la esperanza.

LAS VERDADES DE J. GIL DE BIEDMA
(Medicina General)

La vida no iba en serio
No podía ir en serio

Lo único firme
de saber que existo
en cuanto existes
uno lo empieza a comprender más tarde

Y mientras va pasando el tiempo
la verdad -que es agradable-
asoma y asoma
cuando descubro
que el único argumento de esta obra
continúa siendo
envejecer a tu lado

morir trascendido en tus huesos

Javier Asiáin

lunes, 5 de abril de 2010

DOS POEMAS DE JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO


Hace cinco años, en la librería La Central del Raval, antes de un acto literario, me encontré con José Ángel Cilleruelo, estuvimos hablando (de poesía, de la suya y de la mía, principalmente) y después de la charla José Ángel tuvo a bien, con mi sincera gratitud, entregarme un ejemplar de su libro Domicilios (Antología 1983-2004). Durante varias semanas su libro fue compañero de viaje. Y en el sentido más literal de la palabra. Hice dos viajes en aquellos días (a Holanda y a Portugal) y, en ambos, viajó conmigo; en ambos fue motivo, de lectura tanto en el asiento del avión como en el bar del hotel.
Su poesía me atrajo rápidamente. Su forma de plasmar la realidad, su manera de visitar el lado menos amable que la vida dedica a los desfavorecidos, me interesó. Su visión de la ciudad como microcosmos de una sociedad que va componiéndose (o descomponiéndose) por diferentes barrios, y tipologías, y modos, y paisajes (del centro al extrarradio) configura un abanico de personajes dispares que, en definitiva, plasman la realidad que viven las personas que residen en las ciudades y son parte de ese paisaje urbano.
El primero de los poemas que dejo este post es Alfama. Es un doble homenaje. Uno, al barrio más famoso de Lisboa; dos, a su vecino más ilustres, Fernando Pessoa. Si lees a Pessoa y paseas por Alfama, te das cuenta de la fusión entre ciudad, poeta y poesía. Eso queda reflejado espléndidamente en el poema de José Ángel. El segundo de los poemas es Canción del río Hudson, un poema que donde el río y la ciudad se funden en uno, y en esa fusión también la vida se mezcla en esa estrecha gama de oscuros y de grises.
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ALFAMA
Un hombre es la ciudad en la que vive.
La lluvia fina que traga sus pasos
cuando un sábado vuelve a casa
de madrugada, y estuvo tan cerca y
no fue feliz. Un hombre es la ciudad
en la que viven otros hombres
que conversasn con sus palabras,
visten esos cuatro colores
y hasta pudieran ser él mismo.
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CANCIÓN DEL RÍO HUDSON
El río es la ciudad.
Digiere la inmundicia
lenta de los desagües y devora los humos
que restringen por su lomo en las madrugadas
de mercurio.
Barcazas con bidones
apilados y oscuros desbaratan
el trazo de las luces sobre el cauce.
Barcazas con enormes cubos
de desperdicios surcan las imágenes
de los enormes cubos del desorden.
Barcazas con las luces encendidas
y turistas borrachos, paquebotes
que dejan un sabor a gasoil en el aire,
lanchas y urcas con focos que disparan
su brillo a la madera calcinada
del agua.
Todo lo digiere, prieto
como la noche; todo lo dibuja
en su pizarra.
Y si algo estorba
o deshace el idilio que desde la avenida
miran ensimismados los amantes,
se besan, y ya nadie mira el río.
El río es la ciudad.
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José Ángel Cilleruelo

viernes, 2 de abril de 2010

ORACIÓN DE CAÍN de JOSÉ LUIS PIQUERO


En ocasiones, en contadas ocasiones (o en muchas, dependiendo del grado de fortuna) encontramos poemas (en libros, en revistas, en internet...) que nos despiertan el asombro con una absoluta rotundidad. Podría decirse que, en cierto modo, llegan a nosotros como un puñetazo en la boca del estómago o como una descarga eléctrica que nos atraviesa desde los pies a la cabeza. La cuestión, en definitiva, es que sentimos que ese poema nos ha sacudido y nos ha despertado del letargo a que otros muchos poemas (en libros, en revistas, en internet...) nos someten por su tono anodino o previsible. En esta ocasión, como ese rayo que no cesa, ese poema que ha cogido mi corazón por las solapas y me ha gritado la verdad delante de mis ojos, ha sido el poema de José Luis Piquero, Oración de Caín. En cierto modo es un poema espejo, un poema en el que vemos nuestros defectos y compartimos ese defecto con toda la sociedad. Creo que todo cuanto refleja el poema es cierto; o se acerca a la verdad de manera muy certera; o es una verdad que no aceptamos porque es más fácil mirar hacia otro lado y hacernos los desentendidos. Pero si a la poesía debemos exigirle que sea parte de nuestra conciencia, y nuestra conciencia es parte -queramos o no- del sentimiento de tribu, creo que es fundamental aquella poesía que nos invita a mirarnos por dentro, que nos incita a la ironía, que nos convida a la revisión de nuestra idiosincrasia y nuestros actos. Y, en ese sentido, en esa línea, este poema nos despierta, nos golpea, nos aturde. Y, por ello, agradezco toda poesía que nos ayuda a conocernos, a reirnos de nosotros, a llamar las cosas por su nombre. Aunque la verdad levante ampollas y los versos nos quemen en los labios.


ORACIÓN DE CAÍN


Gracias, odio; gracias, resentimiento;
gracias, envidia;
os debo cuanto soy.
Lo peor de nosotros mantiene el mundo en marcha
y la ira es un don: estamos vivos.

De quien demonios sean las sonrisas,
derrochadas igual que mercancía barata,
yo nunca me he ocupado.
Gracias por no dejarme ser inconstante y dulce
mientras levanta el mundo su obra minuciosa de dolor
y nos hacemos daño unos a otros
amándonos a ciegas,
con torpes manotazos.

Yo soy esa pregunta del insomnio
y su horrible respuesta.
Bésanos en la boca, muchedumbre, y esfúmate,
que estamos siempre solos y no somos felices.

Gracias, angustia; gracias, amargura;
por la memoria y la razón de ser:
no quiero que me quieran al precio de mi vida.

Gracias, señor, por mostrarme el camino.
Gracias, Padre,
por dejar a tu hijo ser Caín.

José Luis Piquero