jueves, 13 de enero de 2011

CUADERNO DE BRITANIA, de José Luis García Herrera



A primeros de septiembre del pasado año, por mi libro Cuaderno de Britania, me concedieron el XXXI Premio de Poesía "Juan Alcaide" que convoca la Asociación Amigos de Juan Alcaide de Valdepeñas, en Ciudad Real.
El libro fue presentado, en Madrid, en la Casa de Castilla-La Mancha, el pasado 23 de noviembre. Presentó la sesión el poeta Nicolás del Hierro, director del Aula Juan Alcaide, intervino Julián Creis, Presidente de la Asociación Amigos de Juan Alcaide y presentó mi libro, con acertadas palabras, con un análisis profundo y pormenorizado de las claves del mismo, Matías Barchino, profesor y decano de la Universidad de Castilla-La Mancha. Fue una velada muy entrañable, en la que me sentí muy arropado y en la que terminé tomando unos vinos con otros poetas manchegos como Pedro Antonio González Moreno, José Luis Morales y Francisco Caro.
En breve, dentro de un par de meses, confío en hacer una ronda de presentaciones del libro por Barcelona y ciudades del Baix Llobregat. También está prevista, en primavera, una presentación del libro en Valdepeñas. De todo ello os iré informado con detalle. Por el momento, como anticipo, os dejo este poema: A cualquier hora.

A CUALQUIER HORA

...............................Un hombre es la ciudad en la que vive.
........................................................José A. Cilleruelo

Una ciudad se vive a cualquier hora.
Pero es más tuya, o más propia,
cuando regresas, ya de madrugada,
por las calles silenciosas, siniestras,
perdidas en el reino de la oscuridad
que se traga la sombra.
O más propicia aún, más necesaria,
cuando el día está por despertar
y los primeros ruidos de las calles
se mezclan con el eco tranquilo de tus pasos.
Son momentos de una paz extraña,
de una conversación íntima
con el hombre que va contigo
y te acepta como eres;
instantes donde la ciudad se recorta
sobre un fondo negro
y muestra un perfil cortante
de líneas paralelas cruzando los tejados.
Una ciudad se vive. O vive en ti.
Jamás se sabe.

José Luis García Herrera

lunes, 3 de enero de 2011

UN HOMBRE HA TERMINADO DE ESCRIBIR, de Alfonso Pascal Ros


Con este libro de poesía obtuvo su autor, Alfonso Pascal Ros (Pamplona, 1965) el IV Premio "Ciudad de Pamplona". Conozco a Alfonso desde hace muchos años y, desde siempre, me ha sorprendido y me ha maravillado su capacidad para reinventarse e ir creciendo poéticamente tras cada libro. Ha publicado una veintena de libros y, en todos ellos, ofrece nuevos matices de su poética, de su particular forma de expresión.
En este libro vuelve a sorprenderme con su capacidad para expresar los entresijos de la condición humana, con un lenguaje certero, preciso y cargado de una finísima ironía.
Un hombre ha terminado de escribir no supone un final de ciclo, ni nada parecido. Es un paso más, y un paso decidido, en su larga trayectoria poética. Este poemario es un caleidoscopio de imágenes variadas del hombre cotidiano en el que todos nos veremos reflejados pues las aspiraciones, los anhelos, las desilusiones... que van sucediéndose a través de los poemas del libros las hemos vivido, en cierto modo, o casi en idénticas circunstancias, la mayoría de nosotros.
Los poemas han sido escritos siguiendo una estrofa original y maleable: poemas de doce versos endecasilábicos con rima asonante arromanzada. Esta versificación le permite al poema un ritmo y una cadencia muy acorde con el tono humorístico, ácido, irónico -y altamente reflexivo- que desprenden las palabras, los versos, las estrofas, de este libro plagado de momentos geniales y únicos. Un poema conduce al otro y así, en este orden -o aleatoriamente- vamos engarzando las piezas que conforman el cuadro de este personaje con el que nos identificamos.
Sorprende, por su acierto, el uso de una versificación clásica con la modernidad -acorde a sus tiempos- de las actitudes actuales de la sociedad que recogen los poemas de Alfonso Pascal Ros. Cada poema, en cierto modo, es una radiografía del hombre medio, de la gran mayoría de los mortales, de las personas de a pie que cada día nos cruzamos a la salida de un Café, a la entrada de unos grandes almacenes o en la cola de una librería. Ésa es la gran virtud de este libro: su cercanía, su cotidianidad.
Posiblemente haya algo de autobiográfico en una parte -más o menos mínima o amplia del libro- pero creo, como ya he dicho, que en gran parte de los poemas nos podríamos ver reflejados todos. La vida aparece, a través del entramado de los versos, tal cual es. No hay trampas, ni trucos, ni atificios. Simplemente hay poesía, gran poesía.
Aquí os dejo dos poemas como una mínima muestra. Os recomiendo, encarecidamente, la lectura de este hermoso, y acertado, poemario.
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Y si después de todo no compensa,
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Y si después de todo no compensa,
tanta entrega y afán, tamaño esfuerzo
por el verso buscado el resultado
que el papel le devuelve, cuánto tiempo
perdido sin vivir y cuántas cosas
fuera sacrificadas por un cero.
y si después de todo sin testigos
del combate diario cuerpo a cuerpo,
tanto ahínco no sirve ni siquiera
para decir que lo importante cuando menos
es haberlo intentado sin reservas...
Y si después de todo tantos ceros.
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Volvía cada noche del trabajo
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Volvía cada noche del trabajo
tentado de cantarle las cuarenta
por la mañana al jefe. Ya no pasa
sin que sepa este tipo con quién juega.
Como tenga ocasión, os lo aseguro,
confiesa a los más íntimos, le espera
lo no escrito, que no soy nadie yo
cuando alguien se me mete entre las cejas.
Hasta aprieta los puños y hace planes
y a la noche siguiente otras cuarenta
para cantar mañana y de ponerle
a caer de un burro al jefe. Este se entera.
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Alfonso Pascal Ros