martes, 2 de diciembre de 2014

REGRESO A GALILEA, de Alfredo Pérez Alencart

El pasado día 1 de diciembre apareció en la web "Crear en Salamanca" la reseña que he realizado sobre el libro "Regreso a Galilea" del poeta Alfredo Pérez Alencart. Aquí os la traigo:

Sobre ‘Regreso a Galilea’, de Alfredo Pérez Alencart. Texto del poeta catalán José Luis García Herrera

 
Crear en Salamanca se complace en publicar, por vez primera, la reseña que sobre el libro ‘Regreso a galilea’ ha escrito el poeta José Luis García Herrera (Esplugas de Llobregat, 1964), premiado autor con más de 15 libros publicados.

1Alfredo Pérez Alencart en el mar de Galilea (2014)
Alfredo Pérez Alencart en el mar de Galilea (2014)

El libro Regreso a Galilea (Editorial Verbum y Trilce ediciones, 2014), del poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart, es un poemario breve en cuanto al conjunto (consta de siete poemas) pero no en cuanto al contenido ni a la profundidad de los temas que aborda.
En el plano formal de la edición, apuntar que este libro aborda su afán de cántico universal aportando la traducción de los poemas escritos en castellano a otras cuatro lenguas de ámbitos culturales tan emblemáticos como son el hebreo, el árabe, el inglés y el italiano. Los traductores a estas lenguas han sido Margalit Matitiahu, Abdul Hadi Sadoun, Stuart Park y Stefania Di Leo. Las espléndidas pinturas que ilustran portada y poemas son de Miguel Elías.
En una de las solapas del libro Hugo Mújica apunta, acertadamente, que más que poemas, son “invocaciones” de anhelo profundamente humano. Los poemas son cantos de esperanza, de resistencia, pero una resistencia con las manos abiertas, de quien lija las palabras para que sean modo de ser, de crearse y convencer. Poemas, en definitiva, que nos ganarán con la pasión de su mensaje y jamás con la opresión de los puños cerrados.
Ya en el primer poema, Taller, donde bien podríamos encontrarnos en la carpintería de José, encontramos la primera intención que abordan los poemas (y el poeta):

“y más que
repetir palabras
las lijé,
como un humilde
carpintero
en su taller.”

El mensaje es claro, no abriremos caminos en la conciencia por mucho que repitamos las palabras. Hay que buscar las palabras, adaptarlas, lijarlas y pulirlas si es necesario, para que el mensaje llegue a quienes nos dirigimos. Hay yace la virtud de quien convence, resiste, o vence, en el camino de la unión y de la paz.

El segundo poema, Invocación, es un canto, una oración, dirigida a la humanidad, animándoles a que los desacuerdos (que siempre los habrán) no se diriman a través de la fuerza, y si a través de las palabras, de las manos abiertas y la benevolencia. Por esa razón el poeta pide al hermano (a cada uno de nosotros) “abre los puños/ y que no vuelvan/ las armas a tus manos,”.
 
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En esa línea de coherencia, de respeto por todos los derechos que nos acogen, el poeta aboga por el valor universal de la mujer. En el poema, Eva, el poeta Pérez Alencart, nos dice:

“Tú eres la fuerza
del mundo,

Mujer,
que aguardas la noche
para preñar de luz
al hombre…”

En definitiva, dada la opresión y a la frustración a la que han sido sometidas, las mujeres han creado sus propias artimañas para jugar su papel imprescindible en el devenir de la Historia; para manejar, en cierto modo, los designios y sus entresijos. En ese sentido, y en muchos otros, la mujer (coincidiendo plenamente con Alfredo) la mujer ha sido el motor y la fuerza del mundo.
El envés del poema Eva lo encontramos en el siguiente poema, titulado Creación, donde la voz de Adán nos habla, en un inicio, de su soledad y desolación en un paraíso que no puede compartir: “Ningún/ susurro de mujer/ acompañó/ la deseante soledad…” para después, por mediación de la carne, hallar en la mujer esa vibrante llama que fecunda la vida.
El poema Resistencia es un poema muy contemporáneo y, a su vez, un poema atemporal. Es un homenaje al pueblo llano, a la gente honesta y sencilla, a los que resisten sea cual sea el mal gobierno que impere o los poderosos que desean imponer su grito. Como asevera el poeta:

“La tuya es la historia
de los que

resisten.”

Siguiendo, en parte, la línea propuesta en el poema anterior, nos introducimos en la lectura de Ojalá que nunca te suceda, que nos muestra, de manera abierta y sin contemplaciones, el drama de los que deben emigrar a otras tierras en busca de un futuro incierto, ya sea a través de empleos miserables que los nativos no desean realizar, ya sea rebuscando en la basura o durmiendo bajo un puente. Pero no nos envanezcamos si las cosas nos fueron muy bien: “Todos viajamos en un mismo barco/ que sube y baja con la marea”.
Se cierra el libro con el poema Para después, un poema de adiós y de esperanza. Y, en especial, un canto a la creación y a esa resistencia pacífica, a través de las palabras, para defender, sumando compromisos, lo creado. Es la despedida de Jesús desde Gethsemaní, pero también podría ser nuestro cántico de despedida:

“Cuando ya no esté
ni emocionado pueda verlos
porque mi alma salió

no lloren
por el ayer que fui
hacia arriba o hacia
abajo.”

Regreso a Galilea es el deseo de retomar, de exponer y actualizar el mensaje que, desde Galilea, fue llevado a todos los rincones de la tierra. Este regreso, por tanto, trenzado con versos que hablan de paz, benevolencia, resistencia y amor fraterno, proclama que el éxodo tuvo un sentido y que los pasos que regresan a Galilea así lo confirman.
Alfredo Pérez Alencart nos ofrece en este libro, breve e intenso, el “viento de otra vida” que pervive en la de todos, pues todos viajamos, aunque con diferente fortuna, pero con idéntico espíritu, en el mismo barco.

sábado, 8 de noviembre de 2014

ANAQUELES SIN DUEÑO, de Pedro A. González Moreno

Hace ya unos meses que el libro de Pedro A. González MorenoAnaqueles sin dueño, está sobre mi escritorio. Voy y vuelvo a él porque es un libro plagado de poemas hermosos, de gran profundidad humana y de un gran desgarro en muchos versos. González Moreno es un poeta que cuenta casi todos sus libros publicados por premios. Y, ciertamente, la calidad de su poesía es digna merecedora de todos esos reconocimientos. Como el presente libro, que fue premiado con el Alfons el Magnànim "Valencia" de poesía en castellano


El libro forma parte de una estantería con un prólogo y cinco baldas. Baldas donde reposan, descansan y son cogidos y leídos los libros de los poetas a los que se rinden homenaje en Anaqueles sin dueño. Porque los poetas homenajeados tienen en común, al margen de su enorme calidad poética, el hecho de haberse suicidado, de haber optado por poner fin a su vida de manera voluntaria. La nómina de los poetas a los que Pedro A. González Moreno dedica sus versos es bastante extensa y están representados los poetas (entiéndase en este plural mujeres y hombres) que todos, mayormente, guardamos en nuestra memoria. A raíz de las razones que les avocaron al suicidio, de las circunstancias particulares, de motivos expresos en sus obras, aborda González Moreno la génesis de sus poemas, intentando -y logrando- recrear el particular mundo, la visión poética, de cada uno de ellos.      
Cada poema -los homenajes generales y los particulares- es un hallazgo y es una pieza perfecta dentro de ese rompecabezas que es el pensamiento humano y, sobre todo, esos fragmentos, esas fracturas, que hacen que una torre sólida -o aparentemente sólida- se desmorone. En definitiva, es un libro que nos hace disfrutar con una poesía de hondo calado humano y, por ende, existencial. Un libro al que voy y vuelvo, con asiduidad, y placer.

ÚLTIMO AMANECER

"Her bare
feet seem to be saying:
We have come so far, it is over.
Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little
Pitcher of milk, now empty."
                                          Sylvia Plath

No abras aún la espita.
Espera a que amanezca. Que la luz
pueda tocar tu cuerpo cuando llegue.
No selles todavía
la puerta. Si es preciso
nos ahorcaremos con la misma soga,
seremos blanco de una misma bala
o, si tú lo prefieres,
nos beberemos, sorbo a sorbo, el aire.
Pero aguarda. Muy pronto
la claridad comenzará a adueñarse
de la casa. Procura
dejar el desayuno preparado a los niños
para que ahí, muy cerca,
no se note que faltas.
Vierte en las tazas tu dolor de madre
con el gesto piadoso de quien se dispone
a regar ese árbol donde su propia carne
ha de seguir creciendo.
Espera a que la luz entre despacio
en tus ojos. Después
yo besaré tu carne envenenada,
me beberé, mezclada con vino, tu saliva.
No entregues a la noche
tu cuerpo. Espera: con la claridad
esas tazas de leche
tendrán sabor a savia. Y si es preciso
yo llevaré después tu sombra de la mano
al otro lado de la casa,
a ese otro lado donde, ya sin ti,
mañana -si amanece-
las ramas de tu miedo y de tu savia
continuarán creciendo...

domingo, 26 de octubre de 2014

VIDA, PASIÓN Y MUERTE DE F. GARCíA LORCA

Durante las últimas semanas he estado inmerso en la lectura del libro VIDA, PASIÓN Y MUERTE de F. GARCÍA LORCA, escrito por el estudioso Ian Gibson. El libro recorre toda la vida de Lorca, desde sus incios infantiles en Fuentevaqueros y Valderrubio (antiguamente llamado Asquerosa), su paso por "El Rinconcillo" de Granada, su estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid donde se consagra como poeta, su viaje a Nueva York y a Buenos Aires (ya como reconocido dramaturgo) y su fusilamiento en el Barranco de Víznar. Un libro que descifra muchísimas de las claves de la obra lorquiana, de la gestión de sus libros de poemas y de teatro, de la lucha interna por su condición homosexual, de sus relaciones humana, culturales y políticas...


Hace pocas semanas estuve visitando las casas de Fuentevaqueros y Valderrubio en la vega granadina y tuve la oportunidad de hacerme una idea clara y fidedigna (pese a los años transcurridos) del ambiente y el paisaje que nutre la poesía y la obra de García Lorca. Toda su obra se basa, principalmente, de los años vividos en esos ambientes y parajes, de los personajes peculiares que los habitaron, del rumor de las aguas y del viento en las choperas...

(José Luis García Herrera en la habitación de García Lorca en Valderrubio)

Uno de los capítulos que siempre más me ha impresionado de los últimos días de Lorca en Granada, ha sido el de su traslado desde la Huerta de San Vicente (donde vivía con su familia) a la casa del poeta Luis Rosales. ¿Qué miedos, qué sentimientos, qué presagios, habitarían el alma de Lorca en aquel preciso instante en el que abandonaba el hogar familiar para refugiarse en el hogar falangista de los Rosales? Eran momentos de terror y de incertidumbre, de adioses, en todos los sentidos. Hace algunos años escribí este poema, recogido en mi libro La huella escrita. Aquí os lo dejo, como humilde homenaje a uno de los mejores poetas en lengua castellana.

                                           GRANADA,
                                 12 de agosto de 1936

                                 No tuviste tu muerte, la que a ti te tocaba.
                                                                     Rafael Alberti

Una luna huérfana de ayer, enlutada,
trae una noche callada de áspera espera,
de rota esperanza en la ciudad desierta,
de miedos ocultos bajo la ciudad en guerra,
de ecos sin huellas, de gélida ausencia.
Un coche negro avanza entre las sombras
de las calles estrechas, sin señas ni luces
que delaten su presencia, su espíritu firme
de eterno fantasma con perfil clandestino
atravesando el cruce del dolor y del olvido.

Desde la calle de las Tablas se escucha
el hablar quedo de quienes se acercan
esquivando las cadenas del óxido y el calambre
que despliegan las sultanas del miedo.
En esta noche callada todos los sueños
poseen frío de caverna y de caballos muertos.
En esta noche se fragua el lamento
de un crimen que rompe la cruz del silencio.
A la hora más cruda que impone el exilio
un coche –caballo salvador, taxi clandestino- frena
frente al número uno de la calle Angulo.
  
El rumor de unos pasos rebela una huida
y el crujido de una puerta cuando se abre
-pasadizo de esperanza tejido entre cales-
confirma la seguridad afable que transmite,
más allá del patio, el silencio de los rosales.
En el segundo piso de la noble casa,
después de los abrazos, de las breves frases
que desean borrar el humo del desaliento,
se extienden -sobre cama de acero
y sábanas blancas- las escasas pertenencias
que visten de condena las últimas horas
del último viaje a través de la tierra.
En esta noche de voces remotas
la esperanza muestra unas alas muy cortas.
Un hombre de tez morena y sonrisa abierta
esconde una pena honda en el alma
mientras recita versos graves de agua negra
y le desea, con el adiós escrito en la mirada,
una feliz noche a su divina carcelera.

lunes, 15 de septiembre de 2014

RECITAL LA VIDA: VIAJE DE VIAJES, en MOTRIL

El pasado jueves 11 de septiembre fui invitado por el Ateneo de Motril para ofrecer un recital sobre mi poesía en el edificio, tan emblemático para muchos motrileños, de la Escuela de Artes y Oficios - Palacio Ventura.
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El acto fue presentado por la poetisa, y vocal de Poesía del Ateneo, Anunciatta Vinuesa. Ella supo, con un discurso plagado de imágenes otoñales y de lirismo, abrir el curso de los actos del Ateneo para la edición del 2014-15. Después, mi admirado y querido amigo Jesús Cabezas, amén de médico de profesión y de excelente poeta, expuso una cálida presentación sobre mi poesía y mi obra al numeroso público que se congregó en la sala de actos de la Escuela de Artes y Oficios.

Jesús Cabezas y José Luis García Herrera

En mi recital, titulado "La vida: viaje de viajes", hice un repaso sobre mi obra poética, intentando centrar el hilo conductor de los poemas sobre algunos de los viajes realizados -que sirvieron de fuente de inspiración-, sobre el paso del tiempo, el paso de la vida, la vida como gran camino de este gran viaje y el oficio de escritor como notario del tiempo que le tocó vivir.

José Luis García Herrera en uno de los momentos de su recital

El acto contó con el colofón final por parte de los poetas Ángel Pacheco y Antonio Fernández Ferrer, que nos deleitaron con la interpretación del tema "Cavatina" de Stanley Myers. Fue una tarde inolvidable, acompañado de mi familia y de un numeroso grupo de poetas motrileños. Tuve la inmensa fortuna de contar con la presencia del poeta Antonio Carvajal. Todo un honor que me enorgullece.

Anunciatta Vinuesa, Ángel Pacheco, Jesús Cabezas, José Lupiáñez, José Luis García Herrera, Antonio Carvajal, Antonio Fernández Ferrer y Fidel Delgado

Finalizo esta crónica con uno de los poemas que leí durante el recital. El poema titulado TRISTEZA, que pertenece a mi libro Spelugges, publicado el año 2002 por la editorial Alhulia, de Salobreña.


TRISTEZA
  
                a José, el zarreta
       
Con la caída lenta de la noche
el arcángel ceniciento de los trenes
recorrió tierras pardas y secas
-y valles descalzos-
portando la mala nueva de un adiós trágico,
nombrándonos la muerte del abuelo.

Dura visión es amanecer con el llanto de la madre,
rojo y sobrado de acíbar,
intenso como el descalabro del corazón
sobre los abismos del recuerdo; inmenso
como la distancia que las lágrimas recorren
para rendir el último tributo.

Amaneció lloviendo.
Cadenas de agua turbia cruzaban mis mejillas
mientras en la alcoba, cerrada la puerta,
el luto vertía sus sombras descarnadas
y una voz rota amasaba los ayes de la pena.

Mi edad era un pequeñísimo mordisco de manzana...
pero ya mi boca preguntaba por la raíz del dolor,
por la sangre encendida
que teñía de fuego las ventanas del mundo.

Amanecer con tristeza es morirte de pronto,
buscarte en el ocaso y no hallarte presente,
sin luz en la garganta para izar los gritos.

Una carta del sur nos hurtó
el azúcar de los días antiguos.
Desperté
con la lluvia de un país sin sol,
con la grave noticia de la muerte:
volcán de tristeza
que no entendí hasta rozar el luto

que mi madre vestía por mi abuelo.

sábado, 6 de septiembre de 2014

RECITAL DE JM SORIANO DEGRACIA Y JL GARCÍA HERRERA EN EL LABERINTO DE ARIADNA

El pasado viernes 5 de septiembre, el poeta de Alcañiz José Manuel Soriano Degracia y yo, José Luis García Herrera, tuvimos la oportunidad de recitar en el Ateneu Barcelonès, en el Aula dels Escriptors de la ACEC, invitados por el colectivo de escritores El laberinto de Ariadna que dirige el magnífico poeta, y espléndido amigo, Felipe Sérvulo.

Felipe Sérvulo, José Luis García Herrera y José Manuel Soriano Degracia

Fue una experiencia hermosa y muy gratificante. En un ambiente de buenos amigos y amantes de la poesía (como los quería García Lorca) los versos de nuestros poemas fluyeron de forma natural, con la pasión, la ternura, la crudeza, la profundidad filosófica que les correspondían. Nos sentimos, José Manuel y yo, espléndidamente. Ante un público que nos acogió con tanto cariño no podía ser de otro modo. Para mí fue un placer enorme que la poesía de José Manuel fuese conocida y admirada como se merece. Es un gran amigo. Pero, por encima de eso, es un grandísimo poeta. Aquí os dejo un poema suyo que me encanta. Y os dejo un poema mío. Espero que os gusten.

Semillas

Amelia sembraba semillas en el jardín.

Las cubría de tierra con el calor de sus manos
mientras me explicaba que el tiempo,
el mimo y el agua,
las convertirían en hermosas criaturas de colores.

A la mañana siguiente
abrí un pequeño surco con mis dedos
y sin que nadie me viera
sembré una semilla
que había dibujado en un cartón.

Transcurridos unos años aún sonrío al recordarlo:

todo era verdad,
el tiempo transformó
aquella semilla en estas palabras.

José Manuel Soriano Degracia (del libro Leuret, 2014)

En el juego de la vida 

En el juego de la vida, ausente de mí,
los dados tiemblan en mi mano.
Cualquier número, no importa,
caerá del lado de la muerte.
Ésta es la suerte, hoy,
y siempre que la tarde anuncia
el final del día y ya queda, lejanos,
los gritos de los niños
en el patio, el mar de los tejados,
los amaneceres del verano,
los pasos en la grava, regresando
siempre, siempre,
hacia este juego sin luz
que ya termina.

José Luis García Herrera (del libro El lento abandono de la luz en la sombra, 2014)