Hace unos días, en el blog del poeta Paco Caro, Mientras la luz, me encontré con la triste noticia de que el pasado día 27 de julio falleció el poeta Vicente Martín Martín. Le conocí en Valdepeñas, cuando proclamaron el fallo del premio de poesía Amigos de Juan Alcaide, en septiembre de 2010 y, desde entonces, mantuvimos una relación cordial, enviándonos algunos libros y correos electrónicos. Era, en palabras de Paco Caro, "poeta a cada instante, en cada momento de la jornada. Poeta de la imagen imposible, siempre al borde de la interrogación, de la sorpresa". Suscribo cada una de esas palabras. Obtuvo numerosos reconocimientos en forma de premios -de los cuales compartimos el mencionado Amigos de Juan Alcaide, el Cafetín Croché, el Poesía erótico-amorosa del Ateneo Guipuzcoano...- y Vicente nos premió con su poesía, con su honesta manera de sentirse poeta, con su porte tranquilo y afable. Sirvan estas palabras mías como humilde homenaje y este poema que os dejo como ejemplo de un poeta que honró a la poesía con la pasión de quien sueña siempre, lejos de la vanidad, en un nuevo poema:
A veces hace frío,
tanto fríoque no cabe en las manos el nombre de una rosa.
Entonces llego a ti desafiando
el mundo que te ignora
y como alguien
que sabe que te ama y no conoce
todavía la infancia de tus pasos
ni tu aliento de hiedra ni el demonio
nocturno de tu sangre,
como alguien que te sabe con los labios elásticos
y un temblor de humedal entre las piernas
me hospedo en tu mirada, en la erosión
de una llama incruenta.
Y mientras dejo atrás todas las sombras
de las viejas guaridas, mientras cruzo
por los campos minados y tan sólo
los últimos rescoldos me señalan
la ruta de tu cuerpo
hago un acto de fe,
guardo la luz,
los pájaros,
tus ojos…,
al tiempo que repito muy despacio,
sin tocarte, tu nombre.
Y es que hace a estas horas tanto frío
que no cabe en las manos el calor de una rosa.
Vicente Martín Martín
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