miércoles, 5 de diciembre de 2012

CARLOS FENOLL - ANTOLOGÍA POÉTICA


He tenido (o tuve) la inmensa fortuna de que el poeta oriolano José Luis Zerón Huguet haya contado con mi modesta colaboración en la antología comentada del poeta Carlos Fenoll, amigo de Miguel Hernández, panadero y en cuya tahona se celebraban las conocidas tertulias de aquellos jóvenes poetas que dinamizaron la vida literaria de Orihuela en los primeros años de la década de los treinta.
La edición ha ido al cuidado de mi buen amigo, del excelente poeta, José Luis Zerón Huguet. Suya es la idea de llevar a cabo una antología con un enfoque diferente. Esto es, que un nutrido grupo de escritores (oriolanos o vinculados a Orihuela) plasme su visión personal sobre uno de los poemas más representativos de la obra de Carlos Fenoll. Surge, por tanto, una antología de mirada caleidoscópica, que aborda la figura y la obra del poeta desde ángulos muy distintos, desde prismas que centran su análisis en aspectos métricos y formarles, desde posiciones que abogan por un acercamiento a través de las emociones que los poemas provocan tras una atenta lectura..
Zerón Huguet, en el prólogo del libro (en la Justificación), nos muestra a Carlos Fenoll de una manera muy real, muy cercana. No trata, y se agradece que así sea, de mitificar al poeta, de colocarlo en un plano idílico que no corresponde. Todo lo contrario, nos acerca al hombre, al poeta que vive con sus conflictos personales, con sus deseos y sus carencias, con la aceptación de sus limitaciones. De esta manera se comprende mejor, se entiende perfectamente, la trayectoria vital y literaria de Fenoll. El análisis literario y humano de Zerón Huguet demuestra su conocimiento sobre el poeta, sobre la época que vivió, sobre las circunstancias que llevan a que su trayectoria creadora tenga altibajos y contradicciones. Los escritores José Antonio Torregrosa Díaz y Luis Mariano Abad Merino trazan, y complementan las palabras de Zerón Huguet, unos apuntes biográficos que amplían la faceta humana de este poeta que compartió -y alentó- la aventura poética de Miguel Hernández.
Con esta antología se cierra la celebración del centenario del nacimiento de Carlos Fenoll. Una obra elaborada con mucho y cuidado por parte de José Luis Zerón Huguet y con una altísima calidad en los análisis y comentarios por parte de todos los colaboradores: Luis Mariano Abad Merino, Ramón Bascuñana, José Francisco Blas Sánchez, Javier Catalán, Alberto Chessa, Atanasio Díe Marín, José Antonio Fernández, Roberto Fernández, José Luis García Herrera, Manuel García Pérez, Álvaro Giménez García, Antonio Gracia, Joaquín Juan Penalva, Aitor L. Larrabide, Mateo Marco Amorós, Fulgencio Martínez López, Santiago Montobbio, José Antonio Muñoz Grau, Luisa Pastor, Antonio Peñalver Ortega, José María Piñeiro, Javier Puig, Pepe Rayos, José Luis Rayos, José Ruiz Cases, Eva Ruiz García, José Antonio Sáez Fernández, Fernando Sánchez Guzmán, Pascuala Sandoval, Engracia Sigüenza Pacheco, Ada Soriano, José Antonio Torregrosa Díaz.

Os dejo aquí el poema sobre el cual realicé mi comentario:

PRIMEROS VERSOS PARA MAGDA

Corona de los viejos son los hijos de los hijos.
(Proverbio 17-6)



¡Niña, como yo quería!
al fin el buen Dios me ha hecho
el don de hacerte venir
de los huesos de mis huesos.

Que mi edificio de amor
estaba triste, incompleto,
sin una golondrinita
que hiciera el nido en su alero.

Niña y trigueña, y bonita,
de brujos ojitos negros
y manecitas de seda
que imantan la luz del beso:
si está dormida son como
dos florecitas sin viento,
despierta, son mariposas
de un vivo y dulce aleteo.

¡Niña, mi nieta, qué bella
realidad de mi deseo!

Corona viva eres tú,
guapa, de mis años viejos,
luz nueva en mi corazón,
nueva pasión de mis versos.

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