PRESENTACIÓN
DEL PREMIO LUYS SANTAMARINA 2016
JOSÉ LUIS
GARCÍA HERRERA
Mares de Escarcha, el poemario de José Luis García Herrera ganador
del XXI Premio Internacional de Poesía Luys Santamarina, es de entrada un gran
libro de versos. Lo es, subjetivamente, por el tratamiento que el poeta da al
reflejo vital de una experiencia que parece propia, aunque esté apoyada en
recursos de proximidad personal, que
sería quizá una razón más para cualificar los poemas que se desgranan aquí y
ahora en ese libro. Hay en su poesía el conocimiento íntimo del paisaje vivido,
de la experiencia sufrida o gozada, con llegadas muy sensibles al detalle
físico, y a la emoción cercana que le confieren la piedra, el camino, el
horizonte... que él traduce en sensaciones íntimas. Y alrededor de su obra fluye
el invierno, el río, la gélida constancia de que reside en un tiempo y en un
espacio muy determinado, aunque esto no signifique que le encuadre en lo que se
conoce como Poesía de la Experiencia que podría comandar poetas como Montero o
Brines, entre otros. Pero le da valor de permanencia, y su verso se inserta en
la comprensión de cuanto vive.
Es decir, la poesía de José Luis en este
poemario, el fondo de Mares de Escarcha, siempre nos dice algo. Que eso es al
fin y al cabo la poesía. Es este, un valor que se reconoce en toda su obra; por
otra parte muy premiada, como sucede con sus poemarios Lágrimas de rojo niebla,
Memoria del olvido, Los caballos de la mar no tienen alas, La ciudad del agua,
y así hasta un índice tan extenso como excelente.
No entiende el poeta el texto exacto
con la norma, el rigor de lo establecido, y por eso, nos ofrece la libertad de
un poemario pleno de sabiduría poética; de contenido, y aparece profunda en su
construcción creativa, en sus versos largos y en sus tramos más prosaicos. José
Luis García Herrera apela a la fuerza del entorno, al valor de la cita
rigurosa; por eso quizá el lector de este libro no encuentre la metáfora
buscada, porque Mares de escarcha, quiere la realidad más pura y por eso
sencilla.. José Luis, como los grandes poetas, busca, exige la belleza, porque
al final de todo la poesía, como diría Dostoievski, no crean que puede salvar al mundo pero podemos esperar
que desempeña un papel importante a
la hora de consolarnos y redimir nuestra soledad. El poeta, en este
sentido, casi siempre precisa de la experiencia -sin etiquetas a veces ya
superadas, pero siempre adicta a la belleza. Y aquí permitidme, como se leyera
en la poética de Dionisia García, que gozamos con versos como estos de su libro
El Vaho de los espejos.
“Tiemblo
al pensar que, algún día
ya no veré la lila de
los huertos.No me gusta creer,
que las lilas perderán su existencia
tras los velos de la noche,
han de existir
porque también ignoro
si, en alguna parte o cerca,
hay presencias que no palpo
y fueron siempre."
Y así regreso con Dionisia García, al poemario de José Luis, que en toda
su obra nos remite una y otra vez, al sensible observador que logra interpretar
le belleza de nuestro entorno, que es cono os decía pura poesía. Veríamos
asegurarse que en este poemario prima sobre otros elementos literarios, el amor
a darnos el mejor realismo, que está hecho con la naturalidad que impone su
calidad como escritor. Y sus palabras son terminantes, reales: el invierno, la
piedra, el frío, los páramos,... vocabulario que nos ofrece tanto la riqueza de
su fondo poético, como la expresividad fielmente encontrada. Así, cuando
recitamos estos versos:
”Construyo la vida con la paciencia de
las piedras.
En ellas se condensa la materia
del espírituque ennoblece el perfil del paisaje, la trama
depositada sobre el hilo embarrado del camino,
el tesón de los muros apuntalando la memoria
perdida entre los terrones rojizos de la tierra.”
A mí me parece un ejercicio de interrelación
perfecta en vivencia y en creatividad.
Desde luego no le haría falta a este poeta, acogerse al escrito ortodoxo, porque
el verso muestra la sonoridad que exigimos. Quizá aquí reside su misterio; una
poesía que, según el autor reconoce, viene influida por la línea directa con
que se viste la poesía del 27 y, particularmente, de los versos de Vicente
Aleixandre, de los que se considera, permitidme la expresión, un fan irreductible.
Confiesa también su admiración por poetas modernos, como Antonio Gamoneda, del
que recoge alguna influencia. Es acaso una influencia que es posible observar
en toda la obra de este poeta bilingüe: escribe en castellano y en catalán -la
lengua de su tierra, que traslada al conjunto de su obra. Una obra extensa y
felizmente reconocida en múltiples premios y diplomas que, sin duda, enriquecen
el valor de nuestro premio Luys Santamarina.
Premiado con el Blas de Otero, el
Miguel de Cervantes en Armilla, el Festa d´Elx (Elche); o Il Convivio , en
Italia, entre otros muchos, Jose Luis viene recogido en la antología Nuevos Poetas
y pertenece al Capitulo barcelonés de Poetas Iberoamericanos que, precisamente,
durante el mes de octubre ha celebrado reunión en Salamanca, siendo él, uno de
los poetas invitados. Traducido al italiano, portugués o francés, los poemas de
José Luis García Herrera han logrado en el universo poético un lugar privilegiado
que a nosotros, desde la Asociación Pueblo y Arte, nos congratula y nos
consolida como uno de los encuentros en poesía plenamente ubicados.
Y es que leyendo su poesía, la poesía
de José Luis, podemos entender las razones por las que su libro Mares de
Escarcha nos invita a sumergirnos esta tarde en un mar de versos y
sensibilidad.
la ceniza y la plata, el sabor
de la piedra sedienta.”
Aparece así la fuerza descriptiva. Un
leiv motiv que el poeta refleja en cada verso, en un juego entre el neto relato
y la belleza de una construcción puramente lírica. Sabe combinar la emoción y
la estética, y esto, en un escritor, es siempre aviso de una intensa capacidad
de reflexión, de análisis; detalles que hacen potente al verso que se escribe. En
esta poesía descriptiva que crea José Luis García Herrera, existe un mensaje
interior que trasciende la tierra, o el agua, o el frío, o el hielo que se
relata, nos dice algo más y por eso, el verso vuela hacia lo profundo, la hondura
que nunca se puede quedar en la mera exposición, y nos llama a la contemplación
que es algo más que una mirada superficial. Me recuerda, por esto mismo, a esos
otros versos de la poesía hispanoamericana, que funden, a mi juicio, la belleza
de la palabra y el valor de su contenido. Y ahí quedan los Borges, o más cercanos,
Liliana García Carril, de Buenos Aires, o Gerardo Jorge, que Olvido García
analiza en las páginas de ABC, o Rita Geada, cubana; y Maricel Mayor, desde los Estados Unidos, con
la potencia lingüística del habla criolla. En este sentido, creo que José Luis
García Herrera, aunque desciende a ese relato de inviernos y noches, de escarcha
y páramo, de pan y luz, sean acaso una forma de simbolismo que el poeta inventa
para llegar intensamente al fondo de nosotros mismos.
“En esa inercia del camino,
de regreso al origen de todos los orígenes,el sabor de la vida despliega el aroma
de la almendra tostada, de la tierra que renace
con la fuerza del agua y el temple del fuego
a través de las palabras."
Y por eso, tal vez, se aproxime al verso
de Gamoneda, que todos entienden como un aviso de una poesía-fuerza. Quizás,
por todo ello, el Luys Santamarina 2016 ha encontrado su mejor destino y
aprueba la complicidad del autor, y entra así en el marco esperado de los
poemarios subidos al espacio de los ganadores. Y es que, amigos, si Bretón
decía que la poesía se hacía en la cama, como el amor; Santiago Costelo,
hablaba de que a la poesía había que amarla cada día; y estamos seguros de que José Luis García Herrera cumple,
a las mil maravillas, esta sabia máxima del gran poeta extremeño.
También, o a mí me lo parece, la poesía
de José Luis García Herrera nos lleva a esa realidad juanramoniana, en la que quizá
todos tengamos un reflejo en nuestros versos cuando leemos poemas como el que
el poeta dedica a la ciudad de Praga, donde dice:
"Al mediodía, de regreso
al mosaico taciturno
de un mar de piedra lenta y apacible,la luz negra dibujó sombras ecuestres
sobre una fachada con ventanas al olvido."
Una
imagen, con palabras de hoy, porque como dice José Luis, la poesía tiene que
estar, o debe de estar, por encima del tiempo, y venir a la realidad de cada
hoy. Por esa razón, sus poemas nos suenan a permanencia, a solidez poética, que
es al fin y al cabo la meta de toda obra creativa. Y en eso estamos. Y en eso nos
quedamos con la voz de José Luis García Herrera.
(portada del libro Mares de escarcha, del poeta José Luis García Herrera)
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