domingo, 18 de diciembre de 2016

MARES DE ESCARCHA, palabras de la presentación de Eduardo López Pascual

El pasado viernes 16 de diciembre, en la Sala Mariano Baquero de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, tuvo lugar la presentación de mi libro Mares de escarcha, XXI Premio Internacional de Poesía "Luys Santamarina-Ciudad de Cieza". Aquí os dejo las precisas palabras que el poeta Eduardo López Pascual, Presidente de la Asociación Cultural Pueblo y Arte de Cieza, pronunció en la presentación de mi libro.


  PRESENTACIÓN DEL PREMIO LUYS SANTAMARINA 2016
JOSÉ LUIS GARCÍA HERRERA
 
            Mares de Escarcha, el poemario de José Luis García Herrera ganador del XXI Premio Internacional de Poesía Luys Santamarina, es de entrada un gran libro de versos. Lo es, subjetivamente, por el tratamiento que el poeta da al reflejo vital de una experiencia que parece propia, aunque esté apoyada en recursos  de proximidad personal, que sería quizá una razón más para cualificar los poemas que se desgranan aquí y ahora en ese libro. Hay en su poesía el conocimiento íntimo del paisaje vivido, de la experiencia sufrida o gozada, con llegadas muy sensibles al detalle físico, y a la emoción cercana que le confieren la piedra, el camino, el horizonte... que él traduce en sensaciones íntimas. Y alrededor de su obra fluye el invierno, el río, la gélida constancia de que reside en un tiempo y en un espacio muy determinado, aunque esto no signifique que le encuadre en lo que se conoce como Poesía de la Experiencia que podría comandar poetas como Montero o Brines, entre otros. Pero le da valor de permanencia, y su verso se inserta en la comprensión de cuanto vive.

      Es decir, la poesía de José Luis en este poemario, el fondo de Mares de Escarcha, siempre nos dice algo. Que eso es al fin y al cabo la poesía. Es este, un valor que se reconoce en toda su obra; por otra parte muy premiada, como sucede con sus poemarios Lágrimas de rojo niebla, Memoria del olvido, Los caballos de la mar no tienen alas, La ciudad del agua, y así hasta un índice tan extenso como excelente.

            No entiende el poeta el texto exacto con la norma, el rigor de lo establecido, y por eso, nos ofrece la libertad de un poemario pleno de sabiduría poética; de contenido, y aparece profunda en su construcción creativa, en sus versos largos y en sus tramos más prosaicos. José Luis García Herrera apela a la fuerza del entorno, al valor de la cita rigurosa; por eso quizá el lector de este libro no encuentre la metáfora buscada, porque Mares de escarcha, quiere la realidad más pura y por eso sencilla.. José Luis, como los grandes poetas, busca, exige la belleza, porque al final de todo la poesía, como diría Dostoievski, no crean que puede salvar al mundo pero podemos esperar que desempeña un papel importante a la hora de consolarnos y redimir nuestra soledad. El poeta, en este sentido, casi siempre precisa de la experiencia -sin etiquetas a veces ya superadas, pero siempre adicta a la belleza. Y aquí permitidme, como se leyera en la poética de Dionisia García, que gozamos con versos como estos de su libro El Vaho de los espejos.

 
“Tiemblo
al pensar que, algún día
ya no veré la lila de los huertos.
No me gusta creer,
que las lilas perderán su existencia
tras los velos de la noche,
han de existir
porque también ignoro
si, en alguna parte o cerca,
hay presencias que no palpo
y fueron siempre."

         Y así regreso con Dionisia García, al poemario de José Luis, que en toda su obra nos remite una y otra vez, al sensible observador que logra interpretar le belleza de nuestro entorno, que es cono os decía pura poesía. Veríamos asegurarse que en este poemario prima sobre otros elementos literarios, el amor a darnos el mejor realismo, que está hecho con la naturalidad que impone su calidad como escritor. Y sus palabras son terminantes, reales: el invierno, la piedra, el frío, los páramos,... vocabulario que nos ofrece tanto la riqueza de su fondo poético, como la expresividad fielmente encontrada. Así, cuando recitamos estos versos:

                   ”Construyo la vida con la paciencia de las piedras.
                    En ellas se condensa la materia del espíritu
                    que ennoblece el perfil del paisaje, la trama
                    depositada sobre el hilo embarrado del camino,
                    el tesón de los muros apuntalando la memoria
                    perdida entre los terrones rojizos de la tierra.”

     A mí me parece un ejercicio de interrelación perfecta en  vivencia y en creatividad. Desde luego no le haría falta a este poeta, acogerse al escrito ortodoxo, porque el verso muestra la sonoridad que exigimos. Quizá aquí reside su misterio; una poesía que, según el autor reconoce, viene influida por la línea directa con que se viste la poesía del 27 y, particularmente, de los versos de Vicente Aleixandre, de los que se considera, permitidme la expresión, un fan irreductible. Confiesa también su admiración por poetas modernos, como Antonio Gamoneda, del que recoge alguna influencia. Es acaso una influencia que es posible observar en toda la obra de este poeta bilingüe: escribe en castellano y en catalán -la lengua de su tierra, que traslada al conjunto de su obra. Una obra extensa y felizmente reconocida en múltiples premios y diplomas que, sin duda, enriquecen el valor de nuestro premio Luys Santamarina.

              Premiado con el Blas de Otero, el Miguel de Cervantes en Armilla, el Festa d´Elx (Elche); o Il Convivio , en Italia, entre otros muchos, Jose Luis viene recogido en la antología Nuevos Poetas y pertenece al Capitulo barcelonés de Poetas Iberoamericanos que, precisamente, durante el mes de octubre ha celebrado reunión en Salamanca, siendo él, uno de los poetas invitados. Traducido al italiano, portugués o francés, los poemas de José Luis García Herrera han logrado en el universo poético un lugar privilegiado que a nosotros, desde la Asociación Pueblo y Arte, nos congratula y nos consolida como uno de los encuentros en poesía plenamente ubicados.

             Y es que leyendo su poesía, la poesía de José Luis, podemos entender las razones por las que su libro Mares de Escarcha nos invita a sumergirnos esta tarde en un mar de versos y sensibilidad.

              “En el corazón del abismo salta el agua
               estalla la vida en el golpe, laten
               la ceniza y la plata, el sabor
              de la piedra sedienta.”

          Aparece así la fuerza descriptiva. Un leiv motiv que el poeta refleja en cada verso, en un juego entre el neto relato y la belleza de una construcción puramente lírica. Sabe combinar la emoción y la estética, y esto, en un escritor, es siempre aviso de una intensa capacidad de reflexión, de análisis; detalles que hacen potente al verso que se escribe. En esta poesía descriptiva que crea José Luis García Herrera, existe un mensaje interior que trasciende la tierra, o el agua, o el frío, o el hielo que se relata, nos dice algo más y por eso, el verso vuela hacia lo profundo, la hondura que nunca se puede quedar en la mera exposición, y nos llama a la contemplación que es algo más que una mirada superficial. Me recuerda, por esto mismo, a esos otros versos de la poesía hispanoamericana, que funden, a mi juicio, la belleza de la palabra y el valor de su contenido. Y ahí quedan los Borges, o más cercanos, Liliana García Carril, de Buenos Aires, o Gerardo Jorge, que Olvido García analiza en las páginas de ABC, o Rita Geada, cubana;  y Maricel Mayor, desde los Estados Unidos, con la potencia lingüística del habla criolla. En este sentido, creo que José Luis García Herrera, aunque desciende a ese relato de inviernos y noches, de escarcha y páramo, de pan y luz, sean acaso una forma de simbolismo que el poeta inventa para llegar intensamente al fondo de nosotros mismos.

               “En esa inercia del camino,
                 de regreso al origen de todos los orígenes,
                 el sabor de la vida despliega el aroma
                de la almendra tostada, de la tierra que renace
                con la fuerza del agua y el temple del fuego
                a través de las palabras."

      Y por eso, tal vez, se aproxime al verso de Gamoneda, que todos entienden como un aviso de una poesía-fuerza. Quizás, por todo ello, el Luys Santamarina 2016 ha encontrado su mejor destino y aprueba la complicidad del autor, y entra así en el marco esperado de los poemarios subidos al espacio de los ganadores. Y es que, amigos, si Bretón decía que la poesía se hacía en la cama, como el amor; Santiago Costelo, hablaba de que a la poesía había que amarla cada día; y estamos  seguros de que José Luis García Herrera cumple, a las mil maravillas, esta sabia máxima del gran poeta extremeño.

         También, o a mí me lo parece, la poesía de José Luis García Herrera nos lleva a esa realidad juanramoniana, en la que quizá todos tengamos un reflejo en nuestros versos cuando leemos poemas como el que el poeta dedica a la ciudad de Praga, donde dice:

                "Al mediodía, de regreso al mosaico taciturno
                  de un mar de piedra lenta y apacible,
                  la luz negra dibujó sombras ecuestres
                  sobre una fachada con ventanas al olvido."

         Una imagen, con palabras de hoy, porque como dice José Luis, la poesía tiene que estar, o debe de estar, por encima del tiempo, y venir a la realidad de cada hoy. Por esa razón, sus poemas nos suenan a permanencia, a solidez poética, que es al fin y al cabo la meta de toda obra creativa. Y en eso estamos. Y en eso nos quedamos con la voz de José Luis García Herrera.
 
 
                        (portada del libro Mares de escarcha, del poeta José Luis García Herrera)

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