Este próximo miércoles 29, en el Ateneu Barcelonès, presentaré el libro El frutal del adiós (Parnass ediciones), del amigo y poeta, o viceversa, Guillem Vallejo. Este es un libro que, aunque escrito por Guillem, también es parte de mi biografía sentimental, pues hay en él varias cosas que nos unen y nos unen en el tiempo, a través del tiempo, y a pesar del tiempo. Es un libro en el que Guillem trabajaba en las fechas en las que presentamos la antología Los nuevos poetas (seuBa 1994) y para la cual pudimos contar con la presencia y el respaldo entusiasta y desinteresado de dos grandes poetas: Ángel Crespo y José Corredor-Matheos. Es un libro, el de Guillem, que ha ido madurando y ampliándose como el buen vino; un libro que aparece cuando el autor, como el ave que aparece en la portada, siente la necesidad de liberarse de él, de publicarlo, de cerrar el círculo definitivamente. Es un libro muy cercano a mí, muy próximo. Recuerdo cuando nos reuníamos un pequeño grupo de poetas con muchas ganas y mucha inexperiencia y hablábamos de nuestros libros, de nuestros proyectos. En aquellos años, a mediados de los noventa, este libro era el gran proyecto de Vallejo, del que hablaba con énfasis y entusiasmo. Durante estos años, en diversos recitales, nos ha ido entregando alguno de estos poemas, hemos disfrutado de su belleza y de su profunda reflexión sobre la vida. Espero, este miércoles próximo, saber plasmar una pequeña idea de la belleza de este libro. Si lo consigo, me consideraré satisfecho. Os dejo uno de los poemas antológicos del libro, quizá uno de los más conocidos, un poema que siempre me deja una sonrisa en los labios:
UN NIÑO PELEA FRUTA,
marea la merienda,
combate a mano armada
la piel con el cuchillo.
Pela la fruta dirán,
y se equivocan.
Crecer es siempre una guerra
a muerte con el cuerpo.
Hay que quitarle la piel
a la amarga memoria,
rescatar su dulzor a fuerza
de lides de ternura.
El hueso es la constancia
de que existió esa lucha.
Gracias José Luis por estas palabras que ya preparan las de este próximo miércoles. Me siento feliz de saber que arroparás el nacimiento en el Ateneo de este libro nuevo y con tanto tiempo a sus espaldas. Fruto de una época en la que todavía nos acompañaba nuestra maestro, Ángel Crespo. De algún modo, sé que él este miércoles también estará con nosotros.
ResponderEliminarNada que agradecer, Guillem. Será hermoso reencontrar y recuperar aquellos maravillosos años de juventud primera. Un abrazo.
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