lunes, 19 de marzo de 2018

Reseña de "LA SEMILLA DEL ÓXIDO", por José Manuel Soriano Degracia

Esta reseña de "La semilla del óxido" fue el texto que José Manuel Soriano Degracia leyó durante la presentación del libro en Zaragoza, en la librería Antígona, el sábado 17 de marzo de 2018.

"Conocí a José Luis hace 10 años, en Sant Andreu de la Barça por culpa de un limón.
Poeta de alma portuguesa afincado en Barcelona, es el hombre más disciplinado para escribir que jamás he conocido.  El poeta más prolífico en obtener galardones, en publicar libros.

En mi casa tengo una balda solo con su colección. Siempre digo que si a los autores nos quemaran junto a nuestros libros, a José Luis le harían una pila que tardaría una semana para terminar de arder.
El hombre que nunca dice escribir, sincero y honrado. El día que obtuvo el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández 2017 no creo que hubiera nadie que no le alegrara la noticia porque José Luis es una persona muy querida y apreciable. Un logro merecidísimo.

La semilla del óxido es un mapa de soledades, de huellas, de memoria, una necesidad de escribir, un reloj que marca al tiempo como objeto y al presente tan solo como el que mira tras la ventana.
Se divide en 6 partes, todas ellas escritas con un sentido conjunto, con varios hilos conductores: la existencia, el transcurrir del tiempo, el proceso creativo y la irremediable muerte. Habitual en su obra es la maestría en el empleo de excelentes imágenes. Su poesía es un álbum de fotos. Llama la atención el uso continuado de palabras como, memoria, sombras, huellas, camino, mar,  muerte, sal, olvido, hielo, fracaso, poesía, que crean una atmósfera especial al libro.
 
(José Luis García Herrera y José Manuel Soriano Degracia)
 

En la primera parte, MEMORIAL DE VOCES PLANAS José Luis nos hace una declaración de intenciones, surcando entre versos un sencillo autorretrato, su acta de fe y un respetuoso homenaje a la escritura y los libros, donde yacen los cronistas del óxido del otro lado del tiempo.

Deja muestras de su estilo propio, reconocido por su nostalgia, por ese tono de quien escribe para no marchar, para no olvidar. Con ese tono de rabia contenida que le lleva a conocerse a sí mismo desde la más absoluta soledad.

Las palabras, nos dice, serán la sombra de lo que fui.
 
En LA VOZ DEL OTRO José Luis bifurca su identidad entre su yo poeta y su yo persona y los separa para darnos la perspectiva de que quien habla es un desconocido al que a veces no reconoce.

Nos pone sobre la mesa el fracaso y el legado, el error, como si la vida tuviera deudas pendientes con el poeta.  Enfadado a veces, culpable,  por la sensación de haber perdido el tiempo buscándose, regresando sin memoria y sin identidad, sintiéndose ignorado, imitando al olvido.
 
Y tras cerrar la puerta, sabe que la vida tomará la palabra.

Esa misma vida, comenta José Luis, que no es un refugio.

La tercera parte HUELLAS SOBRE EL AGUA es el camino que hay en el libro, un camino que llega y te elige y el cuál tú recorres a ciegas, dejándote llevar, percibiendo que el tiempo será quien borre el peso de las huellas y que solo tú huirás para estar, cada vez, más cerca.
 
Y es en ese trayecto donde, desde la memoria, "Escribo el tiempo con palabras de agua, cuando carezco de voz y la luz se detiene sobre mí y me entrega hilos de sombra que no recuerdo. Escribo en tinta la memoria de nuestro paso."

Poemas como Voz en la tierra y GameOver son claros ejemplos, a los que quiero añadir los magníficos versos del poema Funámbulo de la noche donde el guiño al lector es la verdadera raíz de este tercer apartado del libro.

Los hombres que huyeron con mi nombre
confían en mis palabras de fuego, en mi voz
que rompe en dos
las piedras del silencio.


(Portada de La semilla del óxido)

En MEMORIA DE LAS HERIDAS llega el turno de las sombras. Nos habla de un tiempo que le persigue, invisible, que le alcanza y le tortura. De volver a tomar perspectiva desde una distancia metafórica para aprenderse y tratar de regresar a un lugar donde nadie le espera. 

Reflexiona sobre un pasado lleno de errores donde las sombras le inquietan y le atan.

Curiosamente, es un poema titulado D.N.I. donde parece liberarse aludiendo a una identidad que está por encima de números y de nombres, algo a lo que nos dijo Jesús Jiménez al utilizar la palabra como asa de las cosas en aquel memorable poema. Cabe destacar esa sensación de que los poemas parezcan un apéndice del autor.
 
LOS PASOS DESANDADOS (Peralba de Trescastros) es la quinta parte del libro y, sin lugar a dudas, mi favorita. Formada por poemas escritos en prosa poética salpican imágenes que te agarran en su lectura. Son poemas vivos, que te golpean, que te hacen pensar, releer, retroceder, sentir, que es, al fin y al cavo, el propósito de toda poesía, de todo poeta de verdad que escribe desde la verdad y el sentimiento. 

Herencias de papel, cristales rotos.

Animal de costumbres es ese tipo de poema al que me refería.  El autor nos habla de la costumbre de los pájaros, incapaces de llorar en las despedidas y para los que todo viaje es siempre un regreso. Un poema que me gustaría que leyese.

En Las fotografías, el autor nos dice que, velan el alma de los muertos,o versos como en el poema Carbón: El llanto negro de la niña ciega me persigue.
No hay descanso para la soledad, por eso sigo aquí.


En el último capítulo del libro, HUELLA SOBRE EL HIELO ROJO, tras hacer un homenaje a Alejandro Céspedes, nos conduce a la muerte, al vacío, vagando por algún poema (Irrealidad), donde José Luis trabaja un surrealismo poco abarcado en su obra y donde se le ve cómodo.

Vuelve a la idea de no reconocerse, al miedo, al olvido, utilizando de forma magistral la forma del hielo una y otra vez a lo largo de todo el libro.

La vida nos divide en luz y sombra.  La muerte nos halla mudos.

 
La semilla del óxido es el testimonio veraz de alguien que cree, vive y disfruta de su oficio.

 
COLLAGE HECHO CON VERSOS DE DISTINTOS POEMAS 

Como quien busca en librerías de viejo la cartografía de la soledad

en tardes donde la piedra llora a golpes la lluvia
y el viento esculpe la muerte entre las grietas.
 
Como el náufrago que cruza la vida buscando al hombre que no ve,

mientras construye su propia derrota
en los versos donde aprendió entre sombras a coser sus propias heridas.

Como quien mira hacia la calle para mirar el interior del vacío
y descubre en el espejo a alguien que le observa con otros ojos.
 
Como el que busca su otro yo antes de ser alcanzado por el tiempo
poema tras poema, huella tras huella, palabra tras palabra.
 
Como aquellos que ya no poseen nombre que pueda recordarles.
Como los que viven en su propio silencio…

Todos somos del mismo lugar y de ninguna parte.
Todos somos nadie que antes
ya fue nadie.


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