viernes, 12 de febrero de 2010

ALMUDENA VIDORRETA Y QUÉ LEER

Subo al tren y encuentro un asiento libre frente a dos chicas que regresan de la Universidad (al menos las carpetas delatan que son universitarias) y, una vez el tren en marcha, abro mi maletín y cojo el ejemplar de la revista Qué Leer que he comprado antes de entrar en la estación. Ellas me observan curiosas y -eso me ha parecido vislumbrar- algo frustadas al ver que mi revista es de literatura. Imagino que hubiesen preferido algo de literatura amarilla, pero no era el caso. La cuestión es que, con el traqueteo y centrado en la lectura, leo los comentarios de Enrique Villagrasa en la sección que la revista dedica a la poesía. En ella, como destacado, Enrique valora el libro de Almudena Vidorreta, Algunos hombres insaciables. La casualidad asoma por entre las líneas (o el destino para aquellos que creen que nada está sujeto al libre albedrío) pues hace un par de semanas que he leído el libro de Almudena y me alegra encontrarme con la brevísima reseña (brevedad que viene dada por el pequeño, casi mínimo espacio, que Qué Leer destina a la reseña de poesía) con la que Enrique hace auténticos encajes de bolillos para analizar las claves del libro. Desde esta humilda tribuna quisiera solicitar y reclamar un espacio más amplio para la poesía en Qué Leer. Y, aunque son unas pinceladas mínimas sobre la calidad del libro, estoy plenamente de acuerdo con sus palabras. La poesía de Almudena tiene la virtud de crear un doble juego con el lector y hacerle cómplice de ese juego. Son poemas con un lenguaje de hoy pero con una estructura clásica en cuanto a las idas y venidas del verso, más que en cuanto a la forma métrica. Quizá sea difícil plasmarlo en palabras pero el poema que acompaña a este artículo (que es de su libro anterior pero que me parece excelente y por eso lo traigo aquí; ya vendrán otros) plasma muy claramente (y mejor que mis palabras) lo que quiero decir. Almudena es una virtuosista del ritmo y mantiene ese latido poético desde principio a fin; cuestión ésta difícil de conseguir cuando se escriben poemas normalmente extensos, como es el caso. Poesía fresca, actual, novedosa, sorprendente... Una poeta a seguir con absoluto interés, a descubrir para quien aún no la conozca.

Soy una mujer polivalente y puedes medirme en letras.
De cien a doscientos versos de mi carne
esparcidos en papel cuadriculado a tinta verde.
Puedes medirme en letras como briznas de hierba
sutilmente pisadas como mi nombre a lápiz
y así, después, puedes quemarme o borrarme,
puedes fumarte mi importancia y olvidarme...
Ya lo has hecho, y hoy me das un verso a cambio
y yo me convierto en aire que no respiras por estar condensado,
soy aire al que renuncias para que pueda escribirte.
De manera que puedes, puedes medirme en letras.
Permití que me escribieras para después borrarme.
Si soy una mujer polivalente, ¿por qué no puedes usarme ahora?
De cien a doscientos litros de tinta verde, condensada,
exprimiéndome la carne para que salgas, expulsarte
y ganar así unos versos con los que midas
la hierba que pisaste, las letras de mi nombre borrado por ti.

Almudena Vidorreta

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